Las aplicaciones médicas necesitan validación
La mHealth o salud móvil es uno de los sectores con más crecimiento de mercado. En sólo dos años el número de aplicaciones móviles de salud se ha duplicado, al menos en el sistema operativo de Apple, según un reciente informe de la consulta IMS Health, y ya son 165.000 las que podemos encontrar tanto en este sistema como en el basado en Android. La mayoría de estas aplicaciones contienen datos falsos o desactualizados e incluso muchas de ellas pueden calificarse de fraude. Así, podemos encontrar una aplicación que dice combatir el acné con la luz del móvil y otra que asegura basarse en la reproducción de un zumbido para ahuyentar a los mosquitos, entre otros muchos ejemplos.
La mayoría de aplicaciones de salud se centran en el ejercicio físico y la nutrición, pero como reveló un estudio de la Universidad Complutense de Madrid publicado el pasado año, “la mayoría no son útiles o seguras”. De las 95 apps analizadas, el 51,57% se calificaron como “calidad baja”. A juicio de los autores, “si en un futuro se normalizan y mejoran, podrían suponer una herramienta de gran utilidad para la sociedad y el sistema sanitario”.
El establecimiento de un sistema de validación de aplicaciones es uno de los objetivos de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), una asociación multidisciplinar dedicada al fomento de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) aplicadas a la salud (eSalud). Para su presidente, el doctor Sergio Vañó, “las aplicaciones de salud son una herramienta muy útil para implicar al paciente en su tratamiento y pueden elevar el cumplimiento terapéutico y reducir errores, pero es necesario que los profesionales sanitarios conozcan cuáles son efectivas y seguras para poder recomendarlas”.
Uno de los requisitos de las aplicaciones de salud es que cumplan con la legalidad vigente. En este sentido, un análisis de la consultora research2guidance entre 28 países europeos publicado el pasado mes de mayo concluyó que “el país con las regulaciones más amistosas con la mHealth es España, especialmente en las regiones de Cataluña y Galicia”. Sin embargo, muchas aplicaciones descuidan el control de los datos a los que tienen acceso, como recuerda la abogada Ana Caballero, del bufete Código Legal: “Se recomienda que toda app solicite un consentimiento -libre, específico e informado- al usuario, antes del inicio de la recogida de los datos o su almacenaje en el dispositivo. A estos efectos, se debe tener en cuenta que los datos de salud no son únicamente los datos médicos, sino que también tienen esta consideración los datos brutos obtenidos de sensores (ej. ritmo cardiaco) que puedan establecer, o concluir, sobre el estado de salud de una persona, o la existencia de un riesgo para la salud”. Además, la app “deberá tener un acceso sencillo a la política de privacidad y a las condiciones de uso, además, si es producto sanitario, de ir acompañado de la información necesaria para su utilización con plena seguridad”.
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