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14 octubre, 2014

Big Data, clave de éxito del sistema sanitario

El análisis de grandes cantidades de datos (el llamado Big Data) se ha convertido en un elemento clave de la asistencia sanitaria y de la investigación. Cada vez son más los centros sanitarios que disponen de sistemas que registran (muchas veces de forma automática) multitud de métricas relacionadas con la salud de sus pacientes, pero también de cada uno de los pasos del proceso asistencial. De este modo, pueden proporcionar una asistencia más personalizada y, sobre todo, asignar mejor los recursos.

 

Un reciente informe publicado por Accenture asegura que “las herramientas tecnológicas están permitiendo a los proveedores recopilar datos de salud en tiempo real y luego utilizar avanzadas técnicas de análisis predictivo para ayudar a descubrir lo que probablemente sucederá después”. De ese modo, “se puede mejorar el manejo de la asistencia y enfocarse en los factores de riesgo y los síntomas de las enfermedades crónicas de manera temprana y proporcionar un refuerzo positivo en formas nuevas y más eficaces”.

 

Como ejemplo cita el caso de un hospital en Florida que consiguió reducir el tiempo de espera de las emergencias en un 68 por ciento. Para ello, al ingresar los pacientes recibían una etiqueta con la cual estaban geolocalizados y se podía saber en todo momento cuándo y cómo se le atendía. Más sorprendente aún de la reducción conseguida, según los investigadores, es que la edad promedio de los pacientes es de 74 años y el 85 por ciento de los ingresos proceden a través de urgencias.

 

Otro ejemplo de uso eficaz del análisis del Big Data citado por los autores del informe es el de un sistema sanitario en Estados Unidos que estableció los principales indicares tempranos de sepsis y consiguió una rápida identificación y tratamiento de los pacientes.

 

Una de las principales ventajas del uso de herramientas de gestión del Big Data en salud es la reducción del gasto sanitario. La consultora McKinsey estima que podrían reducir más de 300 mil millones de dólares de costes al sistema sanitario de Estados Unidos y conseguir mejores resultados para los pacientes. Así, podrían evitar las readmisiones, que suponen una alta factura; mejorar la comprensión de las enfermedades crónicas y asegurar que los pacientes son tratados de la forma que mejor encaja a sus necesidades.

 

En la industria farmacéutica el Big Data está cambiando ya la manera de afrontar la investigación. Desde el descubrimiento de nuevas moléculas a los ensayos clínicos, el cruce de millones de datos, proporciona mucha más información sobre la eficacia de cualquier tratamiento que el mayor ensayo clínico realizado con métodos tradicionales.

 

Ahora basta conectar un dispositivo de monitorización constante, como los que encontramos ya en muchos wearables o tecnología vestible, como pulseras, relojes o camisetas con biosensores, para disponer de miles de datos de un solo paciente. Esos datos permiten detectar riesgos, mejorar la adherencia terapéutica y proporcionar una medicina personalizada. Pero, además, esa información, multiplicada por la procedente de otros enfermos, que pueden estar dispersos en cualquier punto del globo pero comunicados inalámbricamente con los investigadores, proporciona un conocimiento de un valor incalculable a la Medicina.

 

En Casen Recordati reconoce el Big Data como una interesante apuesta de futuro para mejorar la investigación y la asistencia sanitaria y, sobre todo, para contribuir a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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